A 30 días….

Por. Shanna

Luego de la catástrofe en la que pereció el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño y una veintena de personas más, vecinos y comerciantes de la colonia Molino del Rey organizaron una misa y develaron una placa en memoria de ellos. Ahora, todo son recuerdos, se habla de lo buena persona que era, de la familia que dejó a la deriva y del presente que perdió a uno de sus mejores amigos.

Pero hace exactamente un mes, leíamos en los diarios como el presidente se aferraba a no cambiar a su gabinete, es decir, a no mover a Juan Camilo Mouriño, quien enfrentaba tormentas por todos lados, de izquierda, derecha, centro, medios de comunicación, que no surtían ningún efecto para tirarlo, sus adversarios internos buscaban consolidar la percepción de que el poder que rodeaba a Juan Camilo se había reducido y, tanto dentro como fuera del PAN, la pregunta ahora es cuál sería su futuro.

Nadie tiene el futuro escrito, y el futuro de Juan Camilo Mouriño se escribió el martes 4 de noviembre, quien muy a su pesar y sobre todo al del Presidente Calderón tuvo que abandonar para siempre Bucareli, ya que el el avión Lear Jet 25, en el que viajaba se desplomó dejando también inconclusos los planes y las vidas de el ex subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos, Miguel Monterrubio y una veintena de personas que se encontraban en el lugar.

La primera impresión de todos, incluso la mía fue que se trató de un atentado, que alguien había planeado desaparecer a Mouriño, porque estaba afianzado a Gobernación, y nada, ni nadie, ni los viajes de Noroña a España para saber si era mexicano o español lo iban a mover.

Luego de un abanico de posibilidades en los que surgieron datos, hechos, evidencias y un equipo estadounidense de investigación tipo CSI que colaboró con autoridades mexicanas para investigar la trágica muerte de Mouriño, la cual según la misma investigación arroja que estuvo rodeada de graves fallas en los protocolos de seguridad obligatorios para los funcionarios de ese nivel y de los que es responsable el Estado Mayor Presidencial.

Pero a 30 días del lamentable suceso, las autoridades, incluso el mismo presidente reconoce que se trató de un accidente, pero eso sólo lo saben los tripulantes y los pilotos del Lear Jet 25, pero ya no pueden aclararnos la duda, sólo nos queda recordar y continuar adelante.